
EL TELETRABAJO LLEGÓ HACE RATO
20 julio, 2020INVESTIGACIÓN
Por: Agustín Naya y Marcelo Rodríguez
En la Argentina, el Gobierno nacional decretó a partir del 31 de marzo el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio. Desde un principio el ENACOM (ente estatal que regula las comunicaciones), recomendó a la población un «uso responsable de internet” argumentando que es «una herramienta esencial», ya que le permite a la comunidad «trabajar, estudiar y mantenerse conectados e informados”.

Poco a poco el COVID-19 cambió las vidas de las personas. Transformó la realidad. La “nueva normalidad”, de la que tanto se habla, aún es un universo utópico porque está en pleno proceso. Las sociedades han ido encontrado nuevos métodos y denominaciones para desarrollar tareas laborales que hasta el momento estaban estructuradas únicamente de manera presencial.
La tecnología y el trabajo cambiaron. Se abrió una puerta llamada “Teletrabajo” u “Home Office”. Si bien el método ya era conocido, muy pocos lo desarrollaban.
La compleja realidad sanitaria está fuertemente condicionada por la crisis económica que ya venía atravesando el país. Esto obligó a que empresas privadas y públicas empujen a sus trabajadores a entrar por la puerta del Home office.
Hoy en día, según Adecco Argentina, el 60% que está realizando “teletrabajo” lo hace por primera vez.
«Al tema desde hace tiempo lo venimos charlando pero parece que el virus nos chocó de frente, o sea que, como dicen Los Redonditos [de Ricota], el futuro llegó hace rato pero nos dimos cuenta ahora, y no tenemos vuelta atrás», dijo Claudio Moroni, Titular del Ministerio de Trabajo de la Nación.
El impacto es tan grande que en el Congreso de la Nación fueron presentados 16 proyectos para debatir sobre la regulación. Esto nació de las demandas que los trabajadores hicieron ante una falsa idea de poder “fusionar el trabajo con la familia”. El principal problema, es que dejan de cumplirse determinados derechos laborales, y se crea una nueva forma de precarización.
Los call center son los principales apuntados a la hora de adaptarse a esta modalidad. “La situación de entrada se tornó complicada, algunos compañeros no tenían computadora en sus casas y la empresa les llevó una” dijo Agostina, trabajadora del call center de Mercado Libre, y agregó que la empresa no se hizo cargo de proporcionar internet para llevar a cabo las actividades. La exigencia se vuelve mayor dado que al inicio, los empleadores esperan una adaptación rápida a este nuevo formato: “Con este nuevo método hay días que me exigen más y días hago el trabajo que tengo en el día y listo”, agregó.
Es difícil imaginar que las condiciones laborales sigan siendo tal cual eran antes de la pandemia. Suena bien a los oídos cuando se escucha que el mundo ya no podrá seguir siendo el mismo, pero nadie puede asegurar si eso significa una disminución o un aumento en las asimetrías económicas que existen entre los grupos concentrados y las mayorías.

Gran parte del empresariado disimula virtualmente contratos laborales esquivando convenios colectivos de trabajo. Utilizan estrategias de marketing que anuncian una supuesta independencia de los trabajadores respecto a libertades y responsabilidades.
El personal jerárquico es el que menos dificultades presenta a la hora de adaptar esta nueva modalidad al trabajo, dado que su desempeño se ve estrictamente ligado al uso de la computadora. Luis Ignacio es ejecutivo de cobranzas en Nación Seguros. Trabaja ocho horas por día y cuando no había pandemia sólo se relacionaba con sus contactos mediante una computadora, por lo que no se vio afectado por el cambio de modalidad. Afirma que no tuvo problemas para adaptarse y por ese motivo sostiene que “Desde el punto de vista laboral, lo veo más productivo, con menos dispersión. Uno logra administrar mejor su tiempo y por ahí no se distrae con cosas que pasan normalmente en un ambiente laboral”.
En un marco de creciente desocupación, todo parece indicar que de no ser regulado por el Estado, los sectores dominantes de la economía quieren convertir la pandemia en un retroceso para la Clase Obrera.
El derecho que los trabajadores tienen a ser parte de la actividad sindical se pone en cuestión con modalidades de trabajo que renuevan viejas formas de flexibilización laboral. Las organizaciones gremiales tendrán la responsabilidad de salvaguardar los derechos de los trabajadores ante el avance de lo que se vende como una realidad que se estaba instalando en el mundo laboral mundial, y que hoy se asegura como parte del presente.
En manifestaciones públicas el Diputado Nacional y líder de la central obrera CTA Hugo Yaski advierte sobre los peligros de contratos laborales cada vez más individualizados, y enfatiza en que se produciría “una relación cada vez más asimétrica entre el trabajador y el grupo que lo contrata”. Además sostiene que es una especie de “relación líquida”, en donde los derechos colectivos tienden a transformarse en “transacciones mediadas por el individuo y el empleador”.
En relación a la posición tomada por el sindicalista surge como disyuntiva que el teletrabajo, lejos de relaciones ligadas a la modernidad, parecen ser parte de los albores del modelo capitalista, cuando el derecho a la sindicalización era negado con leyes represivas.
En cuestiones más específicas de las tareas en sí, otro de los derechos laborales que se vulnera, es el derecho a la desconexión virtual y la delimitación clara de los horarios de descanso. Estas metodologías no hace mucho tiempo se la conocía como full time. Hay una tendencia a normalizar la extensión de los horarios de trabajo y que esto termine siendo invasivo en la vida de cada trabajador.

El empleador utiliza a su favor, con el fin de flexibilizar salarios. El tiempo de viaje y los costos de transporte que los trabajadores y trabajadoras no gastan al no tener que asistir a los puestos de trabajo es uno de los argumentos que esgrimen las patronales. Lo que las patronales no toman en cuenta, es que las inversiones en elementos de tecnología ya sean celulares, computadoras o tablet, en la mayoría de los casos corren por cuenta de los y las empleadas.
Otro costo que con el teletrabajo corre por cuenta de quien está en posición de relación de dependencia está cristalizado en el acrecentamiento de factura de electricidad e internet.
En el mundo del trabajo por cuenta propia quienes también se tienen que adaptar a este nueva modalidad son los clientes. En muchos casos ya realizaban el teletrabajo antes de la pandemia, Gastón Fernández es uno de ellos. Es contador, y considera que su mayor problema fue la adaptación de los clientes al nuevo método y que esto hizo que las consultas crecieran exponencialmente. “No puedo decir que me siento más exigido, pero sí que demanda más tiempo. Trabajo más que antes debido a que los clientes consultan más seguido por los cambios de medidas y formas de operar en sus trabajos” dice Gastón, además aclara que varios clientes necesitan un “intercambio presencial” para la toma de decisiones.
La necesidad de continuar con el trabajo obligó a adaptarse a un formato que en la mayoría de los casos resulta un territorio desconocido donde abundan más preguntas que respuestas. De lo que sí se puede estar seguro, es que la necesidad de capacitación por parte de los trabajadores resulta imprescindible.
Algunas preguntas empiezan a sonar por lo bajo cada vez con más fuerza: ¿qué sucederá post-pandemia? ¿las tareas laborales que hoy se realizan por teletrabajo seguirán esta modalidad o volverán a las oficinas?
Una posible respuesta la brindó el relevamiento realizado por Apex America en el cual un 47 por ciento de las empresas encuestadas afirmaron que seguirán con el teletrabajo luego de que pase el COVID-19 y un 42 por ciento no descarta la opción, aunque no lo toma como algo certero. El 93 por ciento de las empresas encuestadas dijeron haber mejorado o mantenido un buen rendimiento desde que se aplica la metodología.
El teletrabajo ayudó a que en la Argentina se pueda respetar la cuarentena y con ello controlar en gran parte el virus y su expansión. Hay dos aspectos fundamentales a favor del método home office por estos tiempos. Uno de ellos es la reducción en la movilidad en transportes públicos, y el otro es el mejoramiento en el cuidado del medio ambiente, al disminuir la emanación de automotores. Estos argumentos no resultan lo suficientemente válidos como para que la sociedad acepte una falta de regulación que indefectiblemente llevaría a blanquear la precarización laboral
El ejemplo puede visualizarse en repartidores de delivery y choferes de autos particulares que prestan servicio para distintas aplicaciones. Ahora se suma el formato de trabajo “home office”.
Dado que no hay una normativa vigente para este tipo de trabajo, se utiliza la Ley de Contrato de Trabajo y la Ley Nº25.800 para dar cierta igualdad entre el modo de trabajo no-presencial con el presencial.
Días atrás en el Congreso de la Nación se debatió la Ley de regulación sobre el teletrabajo en la Argentina.
Entre los puntos más importantes figuran:
- Aplicación: Buscará que la ley rija para aquellas prestaciones que se efectúen en forma parcial o total en el domicilio del trabajador o en lugares distintos al establecimiento del empleador y que requieran la utilización de tecnologías de la información y comunicación.
- Igualdad: Los trabajadores gozarán de igualdad de trato y derechos respecto de aquéllos que se desempeñen en forma presencial.
- Principio de indemnidad: Los empleadores deberán proveer el equipamiento tecnológico y el complementario para el correcto desempeño y el soporte técnico para garantizar su correcto funcionamiento, así como el acceso a internet sin costos económicos para el trabajador. Para el caso de no proporcionar dichos elementos, se deberán compensar los gastos, con resguardo de la indemnidad patrimonial de los trabajadores.
- Datos personales: Se garantizará el derecho a la protección de la intimidad de los trabajadores que presten tareas bajo la modalidad de teletrabajo. Los empleadores deberán informar en forma previa al acceso a los dispositivos informáticos en forma remota, lo que deberá limitarse a aspectos vinculados con el objeto del contrato o la relación.
- Domicilio: Los controles de los empleadores y las inspecciones de la autoridad de aplicación que impliquen un acceso al domicilio deberán contar con autorización previa de los trabajadores.
- Desconexión: Se garantizará el pleno derecho a la desconexión digital durante tiempo de descanso y durante las licencias. No se podrán adoptar conductas o prácticas discriminatorias ni imponer sanciones por el ejercicio de este derecho.
- Voluntariedad: El trabajador tendrá la opción de retornar a la modalidad presencial conforme las pautas que se establezcan en la negociación colectiva.
- Régimen de cuidados: Se deberán contemplar en los Convenios Colectivos de Trabajo normas de protección de las personas que tengan a su cargo tareas de cuidado en el ámbito del hogar.
- Derechos colectivos: Quienes se desempeñen en forma total o parcial en régimen de teletrabajo gozarán de los derechos colectivos y serán considerados, a los fines de la representación colectiva, como parte del conjunto de trabajadores que se desempeñan en forma presencial.
En principio, el proyecto tendría varios puntos de acuerdo entre algunos partidos políticos de relevancia, pero el sector empresarial se manifestó en contra de varios dde estos puntos por considerar que tiene un “excesivo reglamentarismo”.
El vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, defendió su posición así: “En algunas de las iniciativas se demoniza al sector empresarial porque parecen pensados como si el empresario que aplica el teletrabajo fuera a llamar a la gente a las 3 de la mañana”. El actual titular del Departamento de Política Social de la UIA también mostró el descontento por algunos de los puntos del proyecto: “Es absolutamente irrazonable que el trabajador pueda, por su exclusiva voluntad, revertir el contrato para dejar el home office y convertirlo en presencial porque eso implica que toda la logística debería adaptarse simplemente a la voluntad del trabajador”. Desde este sector afirman que no se necesita una ley macro como impulsa el Gobierno y que, en su mayoría, los puntos son inaplicables para las pymes.
La Comisión de Legislación del Trabajo de Diputados tuvo reuniones en las que participaron varios miembros sindicales y también lo harán los sectores empresariales para dar su opinión con respecto al proyecto. La pandemia logró acelerar un estilo de trabajo que, a la hora de ponerse a prueba, tuvo distintas recepciones y dependiendo del funcionamiento del trabajador se vio beneficiado o perjudicado. Es por esto que para muchas personas una regularización es tan importante como la necesidad de las empresas de seguir funcionando a pesar de la actualidad nacional.

Docencia no es teletrabajo
De una manera fácil se puede caer en la equivocación de creer que la docencia realizada desde el hogar puede enmarcarse en la categoría de teletrabajo. Resulta imprescindible aclarar que en la docencia las situaciones son visiblemente distintas. La palabra directa, los gestos y los vínculos requieren de la presencia del cuerpo. Los sindicatos que nuclean Maestros y profesores de todo el país, coinciden por unanimidad que la docencia no es teletrabajo.
Marcela Escobar es maestra y Secretaria Gremial del SUTEBA. Explica que a diferencia del teletrabajo, la metodología que hoy la docencia realiza se denomina continuidad del vínculo pedagógico. “Nosotros desde la Organización Sindical nos preocupamos desde un primer momento en dejar bien en claro que el trabajo que los docentes realizan desde sus casas y con los estudiantes desde sus casas no encuadra en la categoría de teletrabajo”.
Deja claro que en el proceso de continuidad pedagógica en esta tan particular situación de pandemia, lo que puede asimilarse al teletrabajo es la distancia entre el o la docente y el alumno. Además, Marcela Escobar dice que de ninguna manera implica dejar de lado todas las etapas de la tarea docente como lo son la planificación, el proyecto, el encuentro sincrónico con el alumno y luego la producción de los estudiantes, la sistematización y vuelta a planificar. “Entendemos que el trabajo docente nunca, aún en educación a distancia o en el sistema de educación mercantilizada- contra la que militamos fuertemente- puede pensarse en esta categoría”. Afirma que Podría acercarse en algún punto a la categoría de trabajo domiciliario. Solo en algunos puntos.
En la paritaria nacional la CTERA logró que se comprenda la contraposición que existe entre el trabajo remunerado y las tareas naturales del hogar. Además las y los hijos de los y las docentes no están asistiendo a la escuela y esto genera la necesidad de acordar parámetros de tiempos relacionados con la remuneración. Los gremios se pusieron firmes en que ninguna tarea se dé fuera del correspondiente rango temporal. También en la paritaria nacional docente, dice, “acordamos el derecho a la desconexión ya que el hecho de estar trabajando desde el domicilio no implica estar disponible en todo momento”.
Otro punto de relevancia que marca una clara diferencia entre el sistema home office y la docencia es que en estos tiempos, además de la cuestión pedagógica se están realizando trabajos en el edificio de las escuelas que tienen que ver con la entrega de alimentos y de materiales impresos, esto implica condiciones de higiene y seguridad que también fueron puestas sobre la mesa en la paritaria. Dicho esto, vale recordar que no todos los y las estudiantes tienen acceso a la conectividad necesaria. Contextualiza:”Recordemos el desmantelamiento que produjo el gobierno anterior del programa conectar igualdad. Si no se lo hubiese destruido por completo, hoy la realidad sería bastante mejor. Reitero, hoy casi la mitad de los estudiantes no tienen conectividad, o tienen un muy deficiente acceso. Quizás poseen un solo teléfono para toda la familia”.
Francisco Sotomayor es profesor de Biología en Merlo. Cuenta que en el profesorado, se manejan por internet a través de la computadora, y justamente esa es la mayor dificultada debido a la mala señal y a que no todas las alumnas y los alumnos poseen una máquina. Sostiene que eso conspira contra la continuidad de las clases. “Hay cuestiones de intercambio entre docente y alumno que no se dan. Por ejemplo: cuando un docente explica, hay alumnos que preguntan y el docente contesta o simplemente vuelve a explicar”. Piensa que es la manera que un docente tiene para saber que se entendió y que no se entendió. “Ese ida y vuelta, a través del campus virtual es complicado de llevar adelante”. Particularmente, a Francisco lo que más se dificulta fue tomarle la mano a la página, porque nunca antes la había usado, pero reconoce que es muy útil. En relación al tiempo que le lleva trabajar de este modo considera que es el triple de lo que le llevaba en condiciones normales. “La forma de preparar las clases es totalmente distinta a lo que yo estaba acostumbrado. No estoy diciendo que sea peor ni mejor… es distinta”. Cree difícil que esta manera de enseñar y aprender se pueda mantener en el tiempo porque la evaluación real del alumno se hace imposible.En el Congreso de la Nación se sancionó la modificación de la Ley de Educación Nacional. Significa habilitar la educación a distancia también para niveles que no sean el nivel superior que ya estaba incluido con anterioridad. El concepto es que este otorgamiento sea parte le las garantías del Estado. Es importante porque era necesario dar un marco de garantía en esta situación excepcional. Es urgente que la totalidad de los estudiantes puedan acceder desde sus hogares a los conocimientos necesarios.